Sobre mí
Sobre mí
De adolescente, hice un viaje a Túnez, donde vi algo que me cautivó totalmente: mujeres que bailaban danzas árabes, habitando su cuerpo por completo y, sin dudas, disfrutando de los movimientos fascinantes y alegres que hacían. Yo había estudiado danza desde los cuatro años y no sabía bien por qué en ese momento, pero lo que vi me atrapó.
Sobre todo, sabía que yo también quería sentirme así: cómoda con mi propio cuerpo, conectada amorosamente conmigo misma, en un movimiento feliz.


De inmediato empecé a bailar danzas árabes y, para los 25 años, me había vuelto profesional y hacía giras por Europa y el Medio Oriente.
Durante un tiempo sabático en el que fui a seguir investigando las danzas árabes a Buenos Aires, Argentina, descubrí otra dimensión de la profundidad en el baile: el tango. Me fascinó la posibilidad de comunicarse con otra persona sin palabras y de forma improvisada. También me encantó lo que los bailarines de tango hacían con las piernas: debían fluir completamente libres, pero también conectarse con el piso.
Decidí quedarme para explorar las profundidades del tango y, unos años después, estaba dando clases de forma profesional en la mundialmente reconocida escuela DNI Tango.
Mientras más seguía enseñando, investigando y buscando, más me convencía de que el cuerpo es un instrumento precioso que, cuando se lo cuida, puede tocar notas más y más bellas. Quería llevar mi conocimiento un paso más allá, y empecé a practicar yoga para tratar de encontrar el vínculo entre todo lo que había vivido antes.
Y así llegué al presente, en el que día a día voy descubriendo las conexiones que hay entre estas dos grandes disciplinas. Y, especialmente, cómo permiten sentirse bien, pleno, fuerte y en armonía en la vida diaria. Ya lo vas a ver, ¡es algo profundo! Me encantaría empezar a guiarte y ver lo que podemos encontrar juntos.
